Estrategias integrales para la seguridad contra las mordeduras caninas

La prevención de mordeduras caninas requiere un enfoque integral que involucre la educación, la responsabilidad de los dueños, la socialización de los perros y la concientización de la comunidad.


Educación y concientización

La base de la prevención es la educación tanto de adultos como de niños sobre el comportamiento canino y las señales de advertencia que pueden indicar incomodidad, miedo o agresividad en un perro.

Es fundamental enseñar a las personas a no molestar a los perros mientras comen, duermen o cuidan a sus crías, y a pedir permiso antes de acercarse o acariciar a un perro desconocido. Los niños, en particular, deben aprender a interactuar de manera respetuosa y tranquila, evitando juegos bruscos o invasivos.


Socialización y adiestramiento del perro

Un perro bien socializado y educado es menos propenso a reaccionar con miedo o agresividad ante situaciones nuevas o personas desconocidas. La socialización debe comenzar desde cachorro, exponiéndolo gradualmente a diferentes ambientes, sonidos, personas y otros animales. El adiestramiento básico, basado en el refuerzo positivo, ayuda a que el perro aprenda a obedecer órdenes y a comportarse adecuadamente en público. Además, es importante corregir conductas indeseadas de manera oportuna y sin recurrir a la violencia.


Supervisión y control responsable

Los dueños deben supervisar siempre a sus perros, especialmente en presencia de niños o personas que no están familiarizadas con ellos. En espacios públicos, es fundamental llevar al perro con correa y, si es necesario, utilizar bozal en razas consideradas potencialmente peligrosas o en perros con antecedentes de agresividad. No se debe dejar a los perros solos en lugares donde puedan sentirse amenazados o acorralados, ya que esto puede aumentar el riesgo de una reacción defensiva.


Identificación y manejo de factores de riesgo

Es importante reconocer los factores que pueden aumentar la probabilidad de una mordedura, como el miedo, el dolor, la protección de recursos (comida, juguetes, territorio), o la falta de socialización. Los dueños deben estar atentos a las señales de estrés o incomodidad en sus perros, como gruñidos, mostrar los dientes, rigidez corporal o intentar alejarse. Ante estos signos, se debe intervenir de manera calmada y evitar forzar la interacción.


Acciones comunitarias y normativas

Las autoridades y organizaciones pueden contribuir a la prevención mediante campañas de información, programas de esterilización y adopción responsable, y la implementación de normativas que regulen la tenencia de perros, el uso de correas y bozales, y la responsabilidad civil en caso de incidentes. 

La colaboración entre veterinarios, educadores, dueños y la comunidad en general es clave para crear entornos seguros y reducir el número de mordeduras.